lunes, 7 de mayo de 2018

Octavodecimo


Mi camino no lo escoge una moneda,
pero mientras da vueltas y vueltas
imagino hasta dónde puedo yo llegar.
Una vez cae al suelo,
solo tengo que actuar.
Ojalá mi camino lo indicara una moneda.
Que me dijera dónde ir, que hacer y quién ser.
Que me diera las pautas de toda una vida.
O me diera pistas para elegir senderos.
Que sus dibujos me inspiraran para volar.
O dónde alzar el vuelo.
Da igual como sea, da igual su contenido.
Sigue siendo una moneda que no guía, pero inspira nuevos caminos.

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